miércoles, 5 de marzo de 2014

Dos según Dos.

Parecía que las palabras se volcaban de mi boca y prendí la luz.
Llegué al cuaderno, a la tinta y desaparecieron como fantasmas.

Recuerdo partes del destrozo, sonaba algo así como:
El que no se anima a querer de cerca ni de verdad.
Ella que si lo tocan le duele aunque sea de piedra.

O alguien queriendo más que al atardecer
Queriendo más que la respiración del mar y
Queriendo más que queriendo querer.

Pero el miedo se comió esta poesía
Me devoró a mí y me hizo sangre en la arena.

En la arena de algún reloj sin voz y sin tiempo.

De algún sueño que se quedo sin yo y sin cuerpo.

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